Se ha llegado a decir que no se recomienda tomar pescado azul en el embarazo debido a que existian unos niveles altos de contaminantes en éste. Aunque una dieta rica en pescado en la época prenatal puede exponer al feto a los contaminantes ambientales presentes en el pescado azul como PCBs y el metilmercurio, los beneficios de los ácidos grasos omega-3 en la función visual podrían superar los riesgos, según un nuevo estudio realizado entre los inuit de Canadá.
Muchos de estos peces y mamíferos del Ártico son una gran fuente de DHA, un ácido graso omega-3 que se sabe que es beneficioso para el desarrollo visual y cognitivo.
Se estudiaron a 136 niños inuit que viven en Nunavik en el norte de Quebec, Canadá, para determinar cómo era su función visual en aproximadamente 11 años.
Después de considerar factores como el tabaquismo durante el embarazo y la lactancia, el aumento de los niveles de DHA en la sangre del cordón umbilical se relacionó con una mejor función del sistema visual. En concreto, los niños con los niveles más altos de DHA al nacer tenían latencias significativamente menores en algunos potenciales evocados visuales. No se encontraron posibles efectos perniciosos de los contaminantes. Los investigadores no sugieren que el DHA protege a los niños contra los efectos tóxicos de los contaminantes, sólo que los efectos visuales beneficiosos aún permanecen en su presencia.
Sabemos que el DHA es un componente importante de la retina y de las membranas celulares. Es probable que tenga efectos beneficiosos sobre el crecimiento temprano del cerebro.
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