Las personas con visión doble o diplopía con frecuencia tienen una discapacidad funcional severa. Los pacientes adultos que sufren una desviación ocular carecen de la capacidad de crear escotomas de supresión para adaptarse a su desviación, produciendose una diplopía constante.
En estos casos es necesaria la restauración de la capacidad de fusionar las imágenes de ambos ojos que se denomina binocularidad. Esta binocularidad se puede lograr con cirugía, prismas o con una combinación de ambas técnicas. El tratamiento prismático se realiza sobre una gafa y es totalmente inocuo y reversible.
Mediante prismas podemos conseguir desviar las imágenes lo necesario para conseguir la fusión y la binocularidad. En general, los prismas se consideran eficaces para las desviaciones que se mantienen estables en las distintas posiciones de la mirada.
En una revisión publicada en la prestigiosa revista Current Opinion en 2012 se ha comunicado que la satisfacción en la resolución de la diplopia con corrección prismática se logra en aproximadamente el 80% de todos los pacientes adultos cuando se combinan las causas. Los pacientes con diplopía vertical tienen una satisfacción de casi el 100% y en la parálisis del cuarto par alcanza el 92%. En el caso de la insuficiencia de convergencia se queda en el 50%.
En desviaciones variables o incomitantes como las secundarias a fracturas orbitarias u oftalmopatía tiroidea el tratamiento prismático tiene un papel más limitado.
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