Hace unos días fue noticia el ataque con un líquido irritante a los jugadores del River Plate cuando salían al campo durante el encuentro contra el Boca Junior. El análisis toxicológico determinó que el compuesto arrojado fue una mezcla casera que contenía ácido.
¿Pueden ser graves las lesiones químicas?
Son un problema frecuente, cuya intensidad varía desde irritación leve a destrucción completa del epitelio de la superficie ocular, opacificación corneal, pérdida de visión e incluso del ojo. Algunas de las lesiones químicas oculares más graves aparecen cuando se usan álcalis o ácidos como forma de agresión. La identificación del agente químico agresor es importante, ya que la intensidad de una lesión química depende del pH, del volumen y de la duración del contacto, a parte de la toxicidad propia del producto. En general, las lesiones químicas más graves se deben a álcalis potentes y a ácidos en menor grado.
¿Qué provocan las quemaduras por ácidos?
Los ácidos desnaturalizan y precipitan las proteínas de los tejidos con los que entran en contacto. El daño tisular que producen suelen ser menos intenso que las soluciones alcalinas por la capacidad que tienen de coagular las proteínas de superficie y formar una barrera, pero también pueden provocar inflamación grave.
Tratamiento de las lesiones químicas
Los pasos inmediatos sobre los que hay consenso generalizado son dirigidos en primer lugar a reducir la exposición al agente causante. Las recomendaciones actuales que han demostrado ser más eficaces son: irrigación inmediata y abundante, a ser posible a iniciar en el mismo lugar de la lesión, con suero, agua, e incluso con otra solución no contaminada y no tóxica como bebidas con gas en caso de que no se disponga de las anteriores. Debe realizarse hasta la exploración por un oftalmólogo y hasta que se normalice el pH del saco conjuntival.
En cuanto al arsenal terapéutico, lo que se pretende conseguir es una rápida epitelización con la menor queratolisis posible y evitar las posibles complicaciones. Están indicados los corticoides, ciclopléjicos, hipotensores oculares (inhibidores de la anhidrasa carbónica y betabloqueantes), antibióticos, lágrimas artificiales, suero autólogo, inhibidores de la colagenasa como la acetilcisteína, ascorbato, citrato y ácido retinoico. En algunos casos son necesarios algunos procedimientos quirúrgicos como tarsorrafias y procedimientos palpebrales, adhesivos tisulares, trasplante de membrana amniótica, tenoplastia o autoinjerto limbar entre otros.
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