La carboxiterapia es una técnica muy difundida de tratamiento médico y estético que está dando muy buenos resultados a la hora de tratar grasas localizadas, celulitis y estrías. En el campo de la oculoplastia, los trabajos científicos han demostrado sus beneficios para combatir ojeras, líneas de expresión en párpado inferior y patas de gallo.
La técnica es mínimamente invasiva e indolora, consiste en depositar CO2 bajo la piel previa aplicación de pomada anestésica. Habitualmente se necesitan más de 2 sesiones y los resultados se hacen visibles tras varios días. La incorporación a la vida cotidiana es inmediata, ya que como cuidados especiales solo requiere el uso de protección solar y no masajear la zona. Los efectos secundarios que se puede dar son leves y transitorios, entre los que se encuentran: dolor (bien tolerado generalmente) mientras se difunde el gas por el tejido, sensación de ardor o picor, enrojecimiento de la piel, hematomas, riesgo de infección (muy poco frecuente si se respetan las condiciones de asepsia necesarias en cualquier procedimiento inyectado) o ligera hinchazón de unas 48 h máximo de duración.
El CO2 actúa desencadenando la liberación de sustancias por parte de los tejidos que aumentan el flujo sanguíneo a nivel local, y por tanto la oxigenación, aclarando el tono oscuro de la ojera de manera progresiva. Por otro lado, estimula la formación de colágeno y elastina, que producen un efecto tensor alisando arrugas de expresión. Algunos estudios concluyen que es de especial utilidad en el tratamiento de arrugas de la parte medial y media del párpado inferior.
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