Las complicaciones oculares son comunes en los niños que se someten a un trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH), pero la mayoría son leves como el ojo seco y no tienen secuelas graves a largo plazo, según los datos publicados este mes en la revista JAMA Oftalmología.

Esta conclusión proviene de un estudio prospectivo de 49 niños que fueron sometidos a TCMH de los que 13 de ellos (27%) desarrollaron una complicación ocular. Las más comunes fueron el síndrome de ojo seco y la presencia de hemorragias retinianas. El ojo seco es muy frecuente tras el transplante y suele estar relacionado con la enfermedad de injerto contra huésped [EICH].

En otros estudios se ha encontrado un alto riesgo de formación de cataratas en niños y adultos, pero a largo plazo. Pueden ocurrir tras varios años.
Las infecciones virales oportunistas debido a la inmunosupresión en los primeros meses después del TCMH también pueden afectar a los ojos y de forma grave, pero afortunadamente no es muy frecuente la afectación retiniana. En los 3 meses tras el trasplante, de los 49 niños se produjeron reactivaciones virales sistémicas en: 9 pacientes con citomegalovirus, 6 con virus varicela-zoster, 4 con herpesvirus humano, 3 con adenovirus y 2 pacientes con el virus de Epstein-Barr. Cuatro de estos pacientes desarrollaron más de una reactivación viral diferente. Además, se produjo un edema del disco óptico en 3 pacientes y un aumento de la presión intraocular de 25 mm Hg en 1 paciente.
Los niños sometidos a TCMH con procesos sanguineos malignos tuvieron un riesgo más alto de complicaciones oculares que aquellos con enfermedades no malignas. El 42% de los que tenían afectaciones malignas desarrollaron complicaciones oculares frente a solo el 4% de los que tenían alteraciones no malignas.
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