A pesar de que las inyecciones intravítreas se consideran un gran avance en el tratamiento de enfermedades de la retina, debido a que tienen un gran potencial para mejorar la visión o para cambiar de forma radical el pronostico de enfermedades como la degeneración macular exudativa, pueden provocar una endoftalmitis, que es una gran preocupación para los oftalmólogos ya que esta complicación puede llevar a la perdida definitiva de la visión.
El diagnóstico y el tratamiento rápido pueden salvar la visión de la mayoría de los ojos que desarrollan endoftalmitis como resultado del tratamiento con inyecciones intravítreas, según un estudio publicado este Mayo en Ophthalmology. La visión regresó a la basal en 8 de los 13 ojos con endoftalmitis en una serie de casos de 17.359 inyecciones intravítreas.
La serie de casos encontró una incidencia en 5 años, de 7 de cada 10.000 inyecciones, y de estas en cinco de cada 10.000 se probó que eran infecciosas con cultivo microbiano positivo. Estudios previos han mostrado una incidencia de endoftalmitis después de la inyección intravítrea de entre el 0% y el 0,87% de los ojos. Se administraron 9932 inyecciones de bevacizumab (Roche), 4108 de ranibizumab (Lucentis, de Novartis) y 3319 de acetato de triamcinolona (Kenalog, Bristol-Myers Squibb).
Los médicos cargaron el bevacizumab directamente de viales que contenían 4 ml en jeringas de un solo uso justo antes de la inyección. Cinco de los pacientes que desarrollaron endoftalmitis recibieron inyecciones del mismo vial de bevacizumab. Para el ranibizumab y la triamcinolona, se prepararon las inyecciones directamente de un vial de un solo uso.
Al principio del estudio todos los pacientes recibieron al menos 1 día de colirio de ciprofloxacino como profilaxis. Pero a partir de febrero de 2013, sólo los pacientes sin visión del otro ojo o aquellos que tenían signos de blefaritis recibieron el colirio de ciprofloxacino como profilaxis. No hubo diferencia estadísticamente significativa en la incidencia de endoftalmitis entre los que recibieron la profilaxis y aquellos que no lo hicieron.
Los síntomas de endoftalmitis se presentaron, en promedio, 4 días después de la inyección, y por lo general consisten en la disminución de la agudeza visual, dolor y enrojecimiento. Nueve tenían hipopion, tres tenían edema corneal, en uno había aumento de la presión intraocular y todos tenían vitritis.
Seis de los pacientes con endoftalmitis estaban siendo tratados para una maculopatía diabética, cuatro para una membrana neovascular coroidea exudativa, una para la retinopatía diabética proliferativa y dos para el edema macular de otra causa. Once de ellos tenían diabetes. Ocho de los pacientes con endoftalmitis recibieron bevacizumab, uno ranibizumab y cuatro triamcinolona. La tinción de Gram fue positiva en seis de los pacientes, tres de los cuales mostraban cocos Gram positivos y tres de los cuales mostró bacilos Gram-negativos.
Los investigadores encontraron especies de Burkholderia en el vial de bevacizumab utilizado en el grupo de cinco pacientes que se infectaron después de haber sido inyectados de este, pero la bacteria cultivada desde el vial no pudo aislarse a partir de cultivos de los fluidos oculares de los pacientes. Además otros pacientes tratados con otros viales del mismo lote no tuvieron problemas por lo que no está del todo claro lo que pudo pasar.
Cinco de los pacientes con endoftalmitis fueron tratados solo mediante la inyección de antibióticos intravitreos de forma aislada y los otros ocho fué necesario realizar una vitrectomía pars plana combinada con la inyección de antibióticos. La agudeza visual inicial varió desde contar dedos a la percepción de la luz. A los 3 meses de seguimiento, la agudeza visual final iba desde cuenta dedos a 6/9. La mejora fue estadísticamente significativa (P = 0,001). Un paciente desarrolló una hipotonía y cataratas.
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Raman R, Singh H S: Five-Year Incidence and Visual Outcomes in Postintravitreal Injection Endophthalmitis. Ophthalmology. 2016 May;123(5):1162-4. doi: 10.1016/j.ophtha.2015.11.019. Epub 2015 Dec 30.