Es bien conocido que los cambios en el calibre vascular retiniano (disminución de la relación arteria-vena) son un marcador precoz de daño microvascular en relación con HTA y otras enfermedades cardiovasculares.
La tortuosidad vascular retiniana ha sido poco estudiada en relación con enfermedades cardiovasculares. Además, no se ha diferenciado en los diferentes estudios la tortuosidad arterial de la venosa.
Recientemente Cheung y colaboradores han publicado un futurista estudio (Ophthalmology 2011) en el que cuantifican matemáticamente la tortuosidad vascular con un programa de ordenador. Estudiaron la relación entre la tortuosidad vascular y factores de riesgo cardiovascular.
Encontraron que la tortuosidad de las arteriolas menores se asoció con edad más avanzada, tensión arterial elevada y mayor índice de masa corporal. La mayor tortuosidad venular se asoció con edad joven, bajos niveles de colesterol HDL y calibre ancho venular retiniano.
En la actualidad ya se han diseñado programas de ordenador para detectar signos precoces de retinopatia diabética.
Es fácil imaginar un futuro no muy lejano en el que la exploración de fondo de ojo sea procesado por un ordenador que nos señale cuál es el estado de nuestras arterias y venas y por consiguiente, el riesgo de padecer enfermedades tan frecuentes y, en ocasiones, devastadores como infarto de miocardio, infartos cerebrales, etc.
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