El cuarto concepto de la serie de Conceptos Clave IHC reza así: La recuperación de algunas enfermedades no requiere tratamiento. Lo que se pretende transmitir con este concepto es que algunas enfermedades se resuelven por sí mismas sin necesidad de tratamiento, y que en esos casos, la ausencia de tratamiento es en sí mismo el tratamiento.
Como siempre, volviendo a la entrada inicial en la que presentábamos esta serie puedes repasar en qué consiste. Explicado de forma breve su objetivo es el de dotar al lector, independientemente de sus conocimientos previos, de estrategias para discernir correctamente entre información veraz y de calidad, y la información que por el contrario no lo es, para poder utilizarla en la toma de las mejores decisiones para nuestra Salud.
Después de este inciso, volvemos de nuevo al concepto 4/44, del que a continuación vamos a ver un par de ejemplos que nos ayudarán a asimilarlo y entenderlo mejor.
1) Hemorragia subconjuntival
La conjuntiva bulbar es una mucosa que recubre la parte anterior del globo ocular y que contiene multitud de pequeños vasos sanguíneos. La realización de un esfuerzo como un estornudo es en ocasiones suficiente motivo para que algunos de estos vasos se rompan y se provoque un sangrado que queda almacenado entre la conjuntiva y la esclerótica (la estructura blanca que rodea la córnea). Este sangrado se conoce como hemorragia subconjuntival, y a menudo tarda en reabsorberse entre una y dos semanas.
La hemorragia subconjuntival está asociada a factores mecánicos como traumatismo ocular, aumento repentino de presión arterial, el tratamiento con anticoagulantes, la inserción, extracción o roce con las lentes de contacto o la cirugía ocular. Del mismo modo, se asocia también a varios factores sistémicos como enfermedades vasculares, congestión venosa severa repentina, discrasias hematológicas, traumatismo sistémico y el uso de ciertos fármacos, entre otros.(1)
Su presencia no pasa desapercibida en los pacientes que la padecen, y es en muchos casos motivo de consulta Oftalmológica. Sin embargo, se trata de un hallazgo que se resuelve en una o dos semanas sin necesidad de tratamiento y que no tiene perjuicio para la visión o el estado ocular del resto del ojo.(1) No obstante, en algunos casos el Médico Oftalmólogo considera oportuno recomendar el uso de lágrima artificial para paliar algunas molestias de sequedad, aunque no conseguirán que la hemorragia se resuelva, por lo que no se considera tratamiento.
Como se ha mencionado a lo largo de este apartado, la hemorragia en sí se resuelve de forma espontánea sin necesidad de tratamiento. Aún así, en los casos de hemorragia subconjuntival recurrente el Profesional Médico se encarga de valorar si existe una enfermedad sistémica que todavía no ha sido controlada y que es la desencadenante de dichos episodios de hemorragia.
2) Desprendimiento de vítreo posterior:
El globo ocular está compuesto de un líquido con textura gel que se denomina humor vítreo y que con el tiempo va cambiando su textura llegando a ocupar menos volumen del que ocupaba en un origen, mientras que el globo ocular mantiene el mismo tamaño. En este proceso natural, el vítreo que se encontraba adherido a la retina comienza su separación de la retina en lo que se conoce como desprendimiento de vítreo posterior (DVP), con el objetivo de reestablecerse de nuevo dentro del globo ocular. La separación de estas dos estructuras es un cambio del ojo que se podría considerar casi fisiológico y que ocurre habitualmente a partir de los 45 años, teniendo una prevalencia del 24% en pacientes de entre 50 y 59 años, y del 87% en el grupo de los que se encuentran entre los 80 y los 89.(2) En el curso habitual del DVP pueden percibirse síntomas como miodesopsias (comúnmente denomindas moscas volantes), fotopsias y otros cambios en la visión.(3) Sin embargo, hasta en el 10% de los casos durante el proceso de esta separación posterior se pueden producir también tracciones anteriores a nivel de la base del vítreo que pueden ocasionar desgarros retinianos. Estos desgarros pueden ocasionar un desprendimiento de retina, que es una complicación extremadamente grave. (3)
Ante síntomas agudos de un DVP se recomienda acudir a un Médico Oftalmólogo para realizar una revisión de la retina periférica, ya que si existe desgarro retiniano pueden tratarlo con láser evitando su progresión al desprendimiento de retina.
Pero volviendo a la esencia del concepto que estamos desgranando, el DVP por sí mismo, no requiere tratamiento. Eso sí, es importante prestar atención a los síntomas y acudir a las revisiones que el Médico Oftalmólogo paute, para actuar de inmediato si se producen complicaciones.
Si tienes alguna pregunta, duda o comentario puedes ponerla en nuestro muro de facebook:
Referencias:
1. Tarlan B, Kiratli H. Subconjunctival hemorrhage: risk factors and potential indicators. Clin Ophthalmol. 2013; 7: 1163–1170.
2. Bond-Taylor M, Jakobsson G, Zetterberg M. Posterior vitreous detachment – prevalence of and risk factors for retinal tears. Clin Ophthalmol. 2017; 11: 1689–1695.
3. American Academy of Ophthalmology Retina/Vitreous Panel. Preferred Practice Pattern®Guidelines. Posterior Vitreous Detachment, Retinal Breaks, and Lattice Degeneration. San Francisco, CA: American Academy of Ophthalmology; 2014. Available at: www.aao.org/ppp
Idea original de video:
https://www.students4bestevidence.net/key-concepts-assessing-treatment-claims-new-blog-series/