Se han cumplido algo más 20 años desde que la Academia Americana de Oftalmología promoviera el programa “Diabetes 2000” en el año 1990 con el objetivo de disminuir la incidencia en los Estados Unidos de casos severos de retinopatía diabética.
Recordemos que, en países industrializados, la retinopatía diabética constituye la causa más frecuente de ceguera en personas en edad laboral.
El Dr. Ribhi Hazin ha publicado recientemente un interesante análisis del resultado de dicho programa (Am J Ophthalmol, 2011).
La importancia de los programas de cribado de retinopatía diabética (RD) entre los pacientes diabéticos deriva de que es bien conocido que el tratamiento con láser en etapas precoces evita muchos casos de formas severas de retinopatía que podrían evolucionar a la ceguera.
De este modo se recomienda un examen anual del fondo de ojo a los pacientes con Diabetes mellitus tipo II y a los 3-5 años después del diagnóstico o en el momento de la pubertad a los diabéticos tipo I. Se ha estimado que en Estados Unidos sólo se ha conseguido el examen del fondo de ojo al 50 % de los pacientes diabéticos. Por lo tanto, es evidente que algo ha fallado.
Para el Dr. Hazin los posibles motivos que han impedido obtener los objetivos deseados han sido:
1. La escasa implicación de los médicos de Atención Primaria por no derivar a los pacientes a una exploración del fondo de ojo. Piensa que deberían implantarse políticas de control sobre el cumplimiento de los objetivos así como incentivarlos económicamente.
2. La escasa implicación de los especialistas en Oftalmología que la atribuye, al menos en parte, a no haberse incorporado este programa en la acreditación post-graduada de los facultativos.
3. Al déficit en la educación que han recibido los pacientes acerca de su enfermedad (conocer la importancia del control de su enfermedad mediante la hemoglobina glicosilada así como del control de la dislipemia y de la hipertensión arterial frecuentemente asociadas).
4. A obstáculos en cierto modo inevitables, tales como grupos de exclusión social, personas que viven en lugares remotos, etc. a los que es difícil hacer llegar programas de prevención.
Desde hace 5 años participo en programas de telemedicina para la prevención de esta enfermedad en una provincia de Andalucía (Almería). Mediante retinógrafos digitales, los médicos de Atención Primaria obtienen fotografías del fondo de ojo de pacientes diabéticos. Aquellos casos que consideran sospechosos son derivados por internet al especialista en Oftalmología que, si confirma la posible afectación, los cita en la consulta. De este modo hemos conseguido:
1. Una mayor implicación del médico de Atención Primaria así como una mejoría de la continuidad asistencial. El papel del médico de Atención Primaria es fundamental para la prevención de esta enfermedad ya que es el principal educador del paciente diabético.
2. Se evita una sobrecarga en las consultas del especialista como ocurriría si fueran derivados todos los pacientes diabéticos para examen del fondo de ojo una vez al año.
3. Se consigue el acceso a a asistencia especializada a pacientes que viven en lugares remotos como ocurre en algunas localidades del interior de nuestra provincia (periódicamente se desplazan los retinógrafos a estas localidades).
De este modo hemos conseguido disminuir de forma drástica los casos severos de retinopatía diabética gracias a una política llevada a cabo, desde nuestro modo de ver, muy acertada.
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