La toxoplasmosis ocular es la causa más frecuente de coriorretinitis infecciosa tanto en adultos como en niños. En algunos casos, a pesar de un tratamiento correcto, las recidivas son frecuentes y/o severas pudiendo comprometerse seriamente la visión. En algunos casos, con las cicatrices adyacentes a la fóvea, cualquier mínima recidiva también puede suponer una pérdida visual severa. Por este motivo algunos oftalmólogos se han preguntado si manteniendo un tratamiento antibiótico profiláctico a largo plazo se podrían evitar las recidivas. En el año 2002 Silveira y colaboradores formularon la hipótesis de que un tratamiento prolongado a bajas dosis con trimetoprim-sulfametoxazol podría suprimir la proliferación de los parásitos que ocasionalmente emergieran de los quistes (1).
Siguiendo esta línea, oftalmólogos brasileños (2) han publicado recientemente un estudio randomizado, estratificado y doble ciego de 95 pacientes que fueron tratados satisfactoriamente de coriorretinitis por toxoplasma con trimetoprim-sulfametoxazol (800 mg/160 mg) 2 veces al día durante 45 días. Posteriormente los pacientes fueron incluidos en dos grupos. El primero fue tratado con un comprimido cada 2 días de trimetoprim-sulfametoxazol y el segundo con un comprimido de placebo cada 2 días. Durante un seguimiento de 1 año hubo un diferencia significativa entre las recurrencias: 0% en el primer grupo y 12,80% en el grupo tratado con placebo (P=0.026), aunque no se encontraron diferencias significativas en la agudeza visual final.
Aunque pueden realizarse algunas objeciones en contra de este estudio, creemos que debe considerarse la posibilidad de mantener un tratamiento profiláctico con este antibiótico en algunos casos especiales como hemos comentado más arriba. La primera de las objeciones sería que el “patrón de oro” del tratamiento en esta enfermedad es la combinación de pirimetamina + sulfadiacina+ ácido fólico. Sin embargo, este tratamiento requiere analíticas de sangre frecuentes (para prevenir la leucopenia y trombocitopenia que pudieran aparecer), siendo más incómodo y más caro para el paciente. Además, Peyman y colaboradores han demostrado que trimpetoprim-sulfametoxazol posee la misma eficacia. Otras objeciones vendrían derivadas de la posible toxicidad que pudiera acarrear este tratamiento (aunque los autores de este estudio no encontraron ningún caso de efectos adversos) así como el posible desarrollo de resistencias. También sería deseable un período de seguimiento mayor.
(1) Silveira C, Belfort R, Muccioli C, et al. The effect of longterm intermittent trimethoprim/sulfamethoxazole treatment on recurrences of toxoplasmic retinochoroiditis. Am J Ophthalmol 2002; 134 (1):41-46.
(2) JP Fernandes Felix et al. Trimethoprim-sulfamethoxazole versus placebo to reduce the risk of recurrences of toxoplasma gondii retinochoroiditis: randomized controlled clinical trial. Am J Ophthalmol 2014;157:762–766.
Si tienes alguna pregunta, duda o comentario puedes realizarlos en nuestro muro de Facebook: