Me ha parecido interesantísimo este artículo publicado en el “Clinical Optometry”, “Strategies to help patients stop smoking: the optometrist’s perspective”, donde se hace una actualización sobre los efectos del tabaco en la salud pública; así como del importante papel que juegan los profesionales sanitarios en la prevención y asesoramiento. Los optometristas son en la mayoría de las ocasiones, los sanitarios de atención primaria en la salud ocular, así es que pueden y deben desarrollar esta labor preventiva.
De todos es bien conocida la nocividad del tabaco. Las advertencias de las consecuencias que produce en la salud de los fumadores está muy constatada, e incluso queda muy retratada en las propias cajetillas de tabaco. Y por supuesto, también causa patologías oculares: el tabaquismo se ha identificado como el mayor factor de riesgo prevenible conocido para el desarrollo de la degeneración macular senil (DMS). Y el factor más fuerte de riesgo ambiental para todas las formas de degeneración macular (DMA). Los estudios epidemiológicos también indican una asociación entre el tabaquismo y un mayor riesgo de cataratas relacionadas con la edad, sobre todo catarata nuclear, uveítis inflamatoria e infecciosa, oftalmopatía tiroidea asociada, neuropatía óptica y trastornos de la superficie ocular.
El artículo recoge aspectos muy interesantes acerca del impacto del tabaco en la salud pública, y es que aunque ha habido avances importantes en el control del tabaco en muchos países de todo el mundo, sin embargo, el consumo de éste sigue siendo la causa más frecuente de muerte, enfermedad y discapacidad a nivel mundial. De hecho, se espera que para el año 2030, el consumo de tabaco provocará ocho millones de muertes o el 10% de todas las muertes a nivel mundial, si continúa el patrón actual de consumo de tabaco. Durante el siglo 21, más de mil millones de personas morirán a causa de consumo de tabaco. Parecen cifras muy serias como para tomar conciencia.
En referencia con la salud ocular, un estudio de 2011, constató que a nivel mundial, la gran mayoría de la población era inconsciente del impacto del tabaquismo sobre la salud ocular.* Sólo el 13% en Canadá, en EE.UU el 9,5% y en Reino Unido el 9,7% eran conscientes que el fumar puede causar ceguera. Sin embargo, en Australia, el gobierno federal patrocinó durante muchos años campañas nacionales de sensibilización, que vinculaba el fumar y la ceguera. De manera que el 47,2% de los fumadores australianos eran conscientes de esta asociación. Una diferencia muy significativa con el resto de paises.
Por ello, la labor del optometrista como profesional de atención primaria en la salud ocular, puede tener un buen nivel de impacto para el abandono del consumo de tabaco. Puede prestar ayuda a aquellos pacientes consumidores de tabaco advirtiéndoles sobre las consecuencias del tabaco producidas a nivel ocular.
Entre las posibles actuaciones de este profesional existen precedentes como en Canadá, por ejemplo, donde se desarrollaron una serie de materiales de apoyo como folletos, carteles, trípticos… disponibles para las consultas de los optometristas, y ayudarles a iniciar conversaciones con sus pacientes sobre el consumo de tabaco. Tácticas de abordaje en las conversaciones con el paciente, motivación positiva para fomentar el abandono del tabaco…
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Kennedy RD, Douglas O. “Strategies to help patients stop smoking: the optometrist’s perspective”. Clinical Optometry. 25 November 2015 Volume 2015:7 .103-113.doi.org/10.2147/OPTO.S63185
*Kennedy RD, Spafford MM, Parkinson CM, Fong GT. Knowledge about the relationship between smoking and blindness in Canada, the United States, the United Kingdom, and Australia: results from the International Tobacco Control Four-Country Project. Optometry. 2011 May;82(5):310-7. doi: 10.1016/j.optm.2010.10.014.