El deporte es conocido por ser uno de los factores más importantes en la prevención de trastornos cardiovasculares; algunos estudios sugieren su papel en la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Esta revisión publicada en el número de junio de 2016 de la revista Journal of glaucoma describe los resultados de diversos estudios sobre los efectos del ejercicio físico sobre la presión intraocular, la miopía, ciertos parámetros físicos del ojo, el flujo sanguíneo ocular, y la función eléctrica de la retina.
Aunque se sabe que los ejercicios dinámicos reducen la presión intraocular de 1.2 a 5.9 mmHg sólo por un corto período de tiempo, la incertidumbre persiste sobre si los ejercicios isométricos o actividades como el yoga pueden aumentar la presión intraocular hasta 16,7 mmHg. Ha habido una conexión establecida entre el tiempo que se pasa al aire libre y en la disminución del riesgo de miopía por cada hora pasada al aire libre. La actividad física y el nivel de forma física tienen un impacto en los cambios de la onda b y P100 del electrorretinograma. El ejercicio físico aumenta la presión de perfusión hasta un 190% sobre el basal y también aumentan el flujo sanguíneo coroideo hasta un 140%, proporcionando así más sangre a la retina. El cambio inducido por el deporte en el campo visual es un tema controvertido.
En conclusión, la mayoría de los pacientes muestran una función fisiológica ocular mejorada con el deporte y este se considera, pues, esencial para la prevención de enfermedades oculares comunes. Las investigaciones futuras deberían centrarse más en los efectos a largo plazo de los cambios inducidos por el deporte en la fisiología ocular y técnicas recién descubiertas puede ser utilizado para ello.
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